I
Ahora hablo
a solas
Ahora hablo a solas
cuando veo a ese tipo que escribe poemas
ponerte la mano en el hombro izquierdo
mientras tú posas para la cámara
esperando que esa imagen
me acuchille los ojos
y ¿sabes una cosa?
Sí, esa fotografía
me acuchilló los ojos
para no ver que los brazos de ese tipo
con apariencia de rudo
y voz de marica
te abriera las piernas
e hiciera de tu arcoíris negro
la tumba de este amor.
Ahora hablo a solas
mientras escucho la canción
que me dedicaste
y me río de vergüenza
al saber que mis ojos muertos
ahí donde veían gatos
solamente ven zorras.
II
Después del fin del mundo
Después del fin del mundo
llegaste abrazando un gato
y con las tetas rasguñadas.
Te habían cortado los
pezones
para que los hijos de los
hombres
se murieran de hambre.
No dijimos nada.
El mundo había acabado
pero yo seguí escribiendo
poesía.
III
Solo de
nalga en Si Mayor
14 y 48 no ha vuelto su voz.
En mi cabeza -su voz- está dando puñetazos de
aire
y moliendo a golpes el amor.
A sus 19 años no prefiere a los bellos,
a aquellos sin heridas y con cara de nalga;
prefiere a los otros y siempre elige mal
por eso se suicidan diminutos peces de brea por sus
ojos.
Esta historia es la de un hombre
que deja en mitad de la montaña a una niña
con la promesa de que pronto volverá,
y ella espera su regreso para romperle el corazón
y luego sacarle fotos, cientos, miles de fotos
que le harán creer que todo lo bueno
se puede atrapar con una cámara.
Dentro de
una esfera de cristal
hay una
pistola
que nadie
te enseñó a disparar.
¡Dispara!
No ha vuelto su voz
cerca hay animales sucios
olfateando la felicidad para destriparla,
para llevársela en el hocico
y demoler toda forma del amor.
14 y 48 y no llueve
yo me siento a esperar a Sarah Kane
para arrebatarle la sonrisa,
y usarla el instante de tu llamada.
Será algo grotesco pero real.
Pequeña ciudadana
solamente conozco tu hilito de voz,
nada sabes de mí,
pero se supone que un hombre
debe escribir algo que valga la pena
cuando está enamorado.
Hemos hallado el límite de nuestra soledad.
Hace tantos
años
que Loja
fue reconstruida
por poetas
anónimos
la noche es
un bisturí que parte
tu pecho y
salen arrojados de él
pequeños
cadáveres de luz.
Te conté que mal vivo,
te dije que los monstruos
son hombres con la realidad rota,
te dije que necesitaba de tu orden
porque eres el genio maligno,
el sexo floreciendo hacia dentro,
el lago sin orillas,
la carne prometida a Nico Tiberio.
14: 48
Tengo tu voz en las orejas,
en el pecho,
debajo de la lengua,
dentro de la sangre,
¡tu voz me está jodiendo tanto
que hasta puedo bailar con ella!
Ya es tarde.
¿A quién le importa qué hora es?
La soledad es una hoja
donde no hay un nombre de mujer.
Manteca de chocolate para los hijos de la
tristeza.
Tengo ganas
de escribir.
De escribir
tu nombre en el cielo,
cerca de
las nubes,
ganas de
escribir tu nombre con niebla
de escribir
tu nombre con gritos
tu nombre
con azúcar
con
maullidos.
A esta hora la ciudad es una trampa,
pero aún tengo habilidad
para expulsar palabras.
14: 48 tu voz me brinca insensata dentro de la
panza.
Temo que algo innombrable vaya a pasar.
Demonios, te quiero.
IV
El que llora no mama
El
que llora no mama
y
este llanto vulgar que no ves
cae
derramado en una jarra de cerveza
donde
un pez escarlata te dibuja
para
que aparezcas frente a mí
traigas
puestas tus oscuras pantimedias
y
me digas: “Hola guapo”,
y
luego nos bebamos la noche sin azúcar
y
nos abracemos tristes pero con amor.
¡Por
fin apareció esa palabra!
Apareció
esa palabra pero sin ti.
El
que no llora no mama
y
ocurre que no llegas;
entonces
hay que romper la noche con un cuchillo
y
mamarse las tinieblas con alcohol
como
se bebe la tinta
de
un pulpo que emborracha al mar.
Hermana
fúnebre de Andrómaca
trae
puesto tu vestidito azul
recógete
el cabello
trae
encendida el alma de un cigarrillo
y
dime: “Tranquilo poeta,
hoy
la muerte se acostará con los dos”.
Ahora
lo entiendo
el
que no llora no ama.
Paúl
Chimbo Torres
Loja
– Ecuador
(Una
ciudad que no existe y además no importa)